Huele a húmedo y a podrido. También huele a verde y a ladridos de perros celosos. Cuando todo calla huela a rumor de agua. Y un poco más allá el olor de la memoria del hierro oxidado hablando de procesos fabriles abandonados.
O memoria imaginada de una mayoría de hombres. Mano de obra física. Sobrevolando su memoria la novia ausente que ancla, fija y mantiene, por puro anacronismo de vestuario y propiedad, un status de faro o ángel de la anunciación.
Escala de lo ausente. Pequeños tendaleros de ropa de trabajo como las cáscaras, las mudas y las huellas de una actividad industrial.
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