un tenDALEro en las nubes (chiquititas...)

Otra vía de escape. Mientras la onicofagia hace estragos en mis uñas calculando las posibilidades de los nuevos espacios que hemos visitado (grande Sebastián), así, como un vapor presuroso de las antiguas ollas, salen estos sellos con tendeles varios. Exponerse es vulnerarse.

Tendalero en el patio

Más ausentes en el pozo

Los ausentes en el pozo de sal

Las batas, con esa ausencia de químicos rancios e intensos que la asepsia del blog no puede transmitir, generan el malestar que provoca el imaginar cuerpos supurantes que alguna vez fueron contenidos. El olor de la podredumbre.

El pozo de sal susurrando colores...

...o quizá soplando cuadradas pompas de colores desde su cuadrada boquita de piñón.

El pozo de sal susurrando al oído de la novia....

La arquitectura del pozo de sal abandonado resuena coqueta y asombrada susurrando bonitas palabra al invisible oído de la novia ausente.