domingo, 11 de julio de 2010

Tendaleros italianos

Guardo todavía algunas fotos de los tendaleros improvisados en los que involucré a mis padres en nuestro viaje a Italia allá por el mes de abril. En esta ocasión son cinco fotos realizadas en la Piazza del Campo en Siena. No tengo mucho más que añadir a lo que expliqué en la entrada anterior que lleva el mismo encabezamiento...mis padres en los extremos de la cuerda, retazos de nuestras vidas en formato fotográfico, recuerdos, reflexiones, ...











3 comentarios:

Anónimo dijo...

reflexiones sobre la vida. Una vida que como en el tendedero, esta sujeta por unas pinzas, quizas fuertes, pero tan delicadas que no nos damos cuenta de ello, hasta que se oxidan, se rompen. En definitiva eso es la vida.
Lo triste de todo esto, aunque tambien hay cosas muy buenas y positivas, esque nadie, se da cuenta de esa fragilidad hasta que ve que esas "pinzas" se estas rompiendo.
Fantastica la vida, que pena que pase tan rapido, dure a veces tan poco.

(Un pensamiento en alto)

Arantxa

mila dijo...

Me acuerdo a menudo de ti. Seguiremos colgadas a la vida: restauraremos las pinzas, afianzaremos el amarre y les daremos un buen toque de color.Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

Cotilleando por el blog, he visto que has estado en la iglesia de Marquinez y en el pueblo de Saseta. En Saseta he pasado todos los fines de semana de mi vida, hasta hace unos 8 años que murio mi padre, en la casita que tienes un escudo, antigua escuela. Me he subido por esos arboles quemados, e incluso algun tejado. Una pena que tan precioso paseo hasta Okina, como todo el entorno de bosques, se hayan perdido. No se como estara ahora, hace mucho que no he vuelto. Pero hay una zona muy bonita entre Marquinez y Arlucea, con cuevas artificiales, misteriosas tumbas en la piedra, y hasta alguna torre imaginaria dentro de la roca, que un dia alguien excavo, y que para vuestro trabajo del tendalero, a lo mejor os puede servir. Es volver a la historia de toda esa zona, del Valle del Ayuda, ese pequeño rio que atraviesa Saseta, ni corto ni perezoso.
Espero que hayas disfrutado de New York.

Un abrazo
Arantxa